El otro día caminaba con una amiga, que por cierto no estudia arquitectura, y le comentaba las ideas que tenía para proyectos. A la mitad de mi exposición me cortó, dijo que yo hablaba de lo que quería hacer para el peatón pero no lo que el peatón podía hacer por sí mismo. Me comentó el nombre de un arquitecto, Santiago, y sus impresionantes ideas para involucrar al peatón en la ciudad. Hicimos una apuesta, se trataba de intentar llevar el máximo posible de las ideas de ese arquitecto a las calles por las que caminábamos en ese momento, alrededor de la estación de autobuses. Si yo conseguía aplicar a ese ámbito reducido transformaciones que cualquier vecino pudiera realizar, ella me mostraría aquello que yo no estaba viendo. Si por el contrario ese trabajo era un fracaso yo reconocería que cualquiera podía ser mejor arquitecto que yo.No sé dónde me llevará el camino que acabo de coger, pero si aprendo algo nuevo y me ayuda a pensar, habrá valido la pena.
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